miércoles, 1 de abril de 2009

El interés por medir fuerzas se antepuso al uso de la lógica y la razón

Como muchos sucesos en la historia, estos dejan una marca por lo ocurrido en su desarrollo. Es decir, su principio y su fin quedan bien definidos, pero su “durante” es lo que queda completamente grabado en nuestra memoria. Es así como la Primera Guerra Mundial nos deja un sabor amargo, pues en su fin Alemania lo único por lo que optó fue rendirse, pero aquello que nos hace reflexionar hasta la actualidad, es su ¿por qué?




¿Por qué? Bueno, eso no lo sabemos precisamente, pues estamos seguros que ni siquiera las naciones beligerantes tienen razones suficientes para justificar tan horroroso acontecimiento. Pero, si tomamos en cuenta la poca planificación y sobre todo las arrebatadas decisiones tomadas para que unos u otros resultasen victorioso, podemos decir que ese porque es un porque debido a la ambición de poder y hegemonía, más no de cambio y mejoras.



Entonces, ¿podemos afirmar que el interés por medir fuerzas se antepuso al uso de la lógica y la razón, durante la Gran Guerra? Pues claro que sí, sólo tomando en cuenta la poca experiencia que tenían tanto los países pertenecientes a la Triple Alianza como a la Triple Entente, en cuanto a material de combate. Además, la poca preparación de los soldados y la repentina movilización de sus hogares a los frentes, constituyeron un factor decisivo para que existiesen batallas en las que ningún bando saliera victorioso.



De igual manera, debemos observar el incalculable cansancio tanto moral como físico que ocasionó este arrebatado combate, que aunque sucedió de la noche a la mañana, duró 4 largos años.


No debemos olvidar que desde la Segunda Revolución las potencias europeas venían cultivando sentimientos encontrados, como la envidia y el rencor, que lo único que traerían sería sufrimiento, hambre y MUERTE. Esta rivalidad la encontramos actualmente camuflada de diferentes maneras, como son la competencia entre multinacionales, la búsqueda del rating más alto en los canales de televisión y hasta en la creación de fundaciones. De hecho, el antagonismo ya ha llegado a sobrepasar los fuertes lazos formados por las alianzas en la 1ra Guerra Mundial. Un claro ejemplo, es la apretada competencia que existe entre EEUU y Rusia en cuanto a material nuclear o aeronaves espaciales.


Pero este trascendental hecho, no solo nos muestra aspectos negativos, pues debemos tomar en cuenta que como dice el refrán “Al mal tiempo buena cara” y eso es en lo que precisamente trató de persistir la humanidad. Además de crear unión dentro de cada país, significó un período de reflexión, debido a las deplorables condiciones de vida y la incertidumbre con la que se vivieron durante esos cuatro años, las poblaciones aprendieron a apreciar y esforzarse por tener una vida digna. Mientras, que a su vez, defendían y apoyaban a su nación y además, aprendían a no conformarse, sino a pelear por sus derechos e ideales.



Es quizá que por eso, ahora en pleno siglo XXI, podemos afirmar que todos los países participantes en la 1ra Guerra Mundial, son ahora Países Desarrollados. Pero, si han pasado por dos Guerras Mundiales, ¿No les fue difícil salir de la crisis? Claro que se les hizo difícil, pero nada es imposible y ellos nos lo han demostrado.





No podemos de ninguna manera justificar los saldos de vida, los heridos física y emocionalmente, y la destrucción de la naturaleza, que esta guerra dejó. Pero, ¿si tomáramos la idea de que el planeta Tierra sufre un devenir concéntrico? así podríamos entender, que quizá era hora de que se diera un cambio radical y así se siguiera con el proceso o ciclo con el que se debe cumplir.


Muchos dicen que la guerra no es la solución, y en eso estamos de acuerdo, pero hay otros que además de creer que esta no es la solución, no nos dan ninguna otra forma de cambiar lo que está mal. Como diría la canción”Revolución” del grupo británico The Beatles:

“Tú dices que tienes la solución,
Bueno todos quisiéramos oír tu plan,
Tú me pides una contribución,
Bueno todos estamos haciendo lo que podemos”


Entonces, significa que la Guerra no es la solución, pero el quedarse de brazos cruzados tampoco lo es. Recordemos que el unirnos por una misma causa no sólo nos brinda más fuerza, sino más probabilidad de seguir adelante y de lograr lo que nos proponemos.




No llores por un mundo que lucha, lucha por un mundo que llora.




De igual manera, es preciso que sepamos identificar que la violencia sólo genera más violencia, y que es un círculo vicioso en el que se comienza con un acto y se suceden muchos más, que al final podrán no tener ningún remedio.


Sigamos nuestros ideales, pero primero estemos bien informados. No está bien creer todo lo que nos dicen en los medios de comunicación, pero tampoco está bien estar des enterado de lo que pasa a nuestro alrededor. Seamos conscientes generadores de cambio, de un cambio que sea beneficioso para todos.


RECUERDA:


Las balas dañan edificios y exterminan gente, pero jamás exterminan las ideas


Así que comencemos el cambio hoy, porque mañana podría ser muy tarde. Tomemos en cuenta que si nosotros no lo hacemos, es muy poco probable que alguien más lo haga. Expresemos nuestras ideas, participemos y tomemos la iniciativa para que la sociedad experimente tanto un cambio de actitud, como un cambio de perspectiva, un cambio radical.